Te miras al espejo y dices "Mírame. Soy un asco. Soy imperfecta. No soy como ninguna de esas chicas bonitas. Siempre hay algo malo conmigo. Soy horrible". Pero Dios te mira y él dice "¿Quien te dijo eso? Yo te hice. Yo te amo. Tu eres perfecta justo como eres, diseñada para una misión. Yo no te cambiaría nada".
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